El pasado 24 de diciembre, acabando ya un año difícil, todo el mundo merecía recibir cariño y esperanzas. A algunos les hacía falta un poco de apoyo, algunos necesitaban mucho. Pero otros no tenían nada. Ni siquiera familia, ni techo, ni amigos. Ese 24 fue la fecha en la que Carmencita donó la furgoneta que se metería por las calles de Alicante para repartir parte de los menús de Nochebuena, Navidad y Fin de Año que el proyecto AGS, Alicante Gastronómica Solidaria, distribuyó por toda la provincia.
Este vehículo se llama “AGS última hora”. Porque aunque el proyecto AGS ya repartía al día más de 400 menús a través de la acción coordinada de Cruz Roja, Cáritas y las distintas asociaciones de Alicante, había algunos días en los que las asociaciones no alcanzaban a hacer el reparto.
Surgió entonces la idea de adaptar la furgoneta dotándola con mantenedores de productos calientes para llevar personalmente los menús por la noche -a “última hora”- a las personas que viven en precario en la calle, cubriendo las fechas en las que las asociaciones no pueden realizar el servicio y alcanzar así al máximo de personas que lo necesitan.
Desde entonces la furgoneta no ha dejado de rodar para llegar donde más falta hace: a la gente que vive en la calle. Gente sola que no solo no dispone de un menú para comer, sino que apenas reciben calor humano.
Aproximadamente entre veinticinco y treinta personas voluntarias de AGS que realizan allí sus prácticas, se encargan de cocinar, preparar y empaquetar los menús obteniendo, además de la satisfacción de aprender, la gratificación de ayudar.
Y en este vehículo, llueva o haga frío, noche tras noche, voluntarios del mundo hostelero, del empresarial, del de la alimentación o de cualquier profesión pero con buen corazón, salen de su realidad y se vuelcan con un saludo cargado de cariño -un “buenas noches” amigable- y el calor de una sonrisa con todas esas personas sin hogar que agradecen de corazón una cena caliente, el pan recién hecho, un caldo calentito o un buen café con leche.
Les hacen saber que alguien que se acuerda de ellos, que no están del todo solos en su oscuridad. Y lo más importante, se ocupan de que reciban el alivio de la esperanza, tan necesaria para superar las dificultades a las que se enfrentan en sus vidas.
Aprovechamos de nuevo para agradecer ahora y siempre a todas esas personas de Alicante Gastronómica Solidaria que, con su tiempo, su esfuerzo, de manera voluntaria, consiguen con una dignidad tremenda llevar a cabo esta labor motivadora para todos, especialmente para quienes más lo necesitan realmente. Carmencita sigue con vosotros.