Ser empresario es una profesión que implica una gran responsabilidad económica y social. Si la motivación para llevar a cabo las buenas prácticas empresariales suele aprenderse de forma pragmática durante el ejercicio de la labor profesional, hay personas que, por su trayectoria personal, están abocados a que su experiencia vital sea un interesante complemento en el complicado mundo de los negocios.
Así ha retratado en el diario Información el periodista Toni Cabot a Jesús Navarro Navarro, presidente de la empresa de especias Carmencita, que vio la luz hace ya un siglo cuando el patriarca, Jesús Navarro Jover, entendió que un producto sin marca era una mercancía y bautizó, con el nombre y la imagen de su hija, los envases de azafrán que entonces se llenaban a mano en su humilde fábrica de Novelda.
Tras los muchos avatares empresariales que vivieron las empresas españolas de los años ochenta, ya en la primera junta familiar, que contaba con Jesús Navarro Alberola y Paco Escolano Navarro, se incorporó un tercer primo, Jesús Navarro Navarro, hijo de la propia Carmencita quien habría procurado crear un lógico vínculo familiar, desde la infancia, encaminado a cuidarse entre ellos.
Jesús Navarro Navarro fue un sobresaliente estudiante de física que se licenció con 22 años y encontró rápidamente plaza de catedrático en Andújar. Fue a petición de la familia, concretamente de su tío, Jesús Navarro Valero, que se sumó su necesaria colaboración como presidente de Carmencita, actividad que llevó a cabo a condición de poder seguir dando clases en horario nocturno en el instituto de Novelda. Durante tres años, este científico estuvo compaginando la docencia con el mundo empresarial, hasta su dedicación plena a Carmencita, donde Paco Escolano ya cubría la parte comercial y Jesús Navarro Alberola la del marketing.
Los años pasados en el negocio familiar están plagados de iniciativas, de decisiones complicadas, de brillantes aciertos y hasta de curiosas aventuras, como la de haber sido confundido en Marruecos con un delincuente en busca por la Interpol, todo ello manteniéndose firme al frente de una firma que genera en torno a los cien millones de euros al año con 400 empleados, dándole ese enfoque disciplinado y de investigación que permite a Carmencita explorar, mirando al futuro, cualquier tema específico bajo el punto de vista del interés empresarial.
Fuente: diario Información