Abespeciario Carmencita

Laurel para
los triunfadores

¡Oh laurel divino, de alma inaccesible,
siempre silencioso, lleno de nobleza!
¡Vierte en mis oídos tu historia divina,
tu sabiduría profunda y sincera!

¡Árbol que produces frutos de silencio,
maestro de besos y mago de orquestas,
formado del cuerpo rosado de Dafne
con savia potente de Apolo en tus venas!

Invocación al laurel,
Federico García Lorca

 como expectorante, diurético y antiinflamatorio. Su aceite esencial, por su riqueza en aroma y propiedades, aparece en la composición de productos de perfumería, cremas, lociones, jabones y champús. En su vertiente ornamental se cultiva en maceta. Sus ramas, al ser duraderas una vez cortadas, se incluyen en la composición de centros florales, y liberan un suave olor balsámico cuando se las frota, por lo que han servido tradicionalmente para perfumar armarios. Hoy la industria las comercializa en forma de popurrí. Usos y curiosidades El árbol, al pertenecer a la familia de las laureáceas, está emparentado con la canela. Las hojas de laurel se utilizan en cocina, principalmente en platos de cocción lenta, y tanto frescas, como secas Combina con casi todo, desde platos con carnes rojas, aves y pescados, hasta salsas para pastas. Las hojas secas aportan su característico aroma a todo tipo de guisos, estofados, pescados, patés, sopas…, dando más sabor cuando se rompen o se pican. Hervido en leche, ofrece sabor a la salsa bechamel. También rompe la insipidez de un alimento hervido; y así, el pescado, el arroz o los espaguetis hervidos con una o dos hojas de laurel se hacen mucho más apetecibles. Molido se emplea para aromatizar salsas frías, mezclando el laurel con otras especias para hacer sazonadores y para aportar su característico aroma en cocciones rápidas. Son ricas en aceite volátil en el que hay un 45% de cineol, un principio amargo y tanino. Es frecuente encontrar el laurel en infusiones destinadas a aliviar problemas estomacales, mejorar la digestión, reducir la hipertensión y facilitar la expectoración. Forma un matrimonio perfecto con el vinagre; prueba de ello es la cantidad de adobos fundamentalmente de pescado azul (sardina, atún, caballa, etc.) en los que se alían estos dos ingredientes. También se utiliza con frecuencia en los adobos de aves y algunas carnes de caza. El laurel resulta indispensable en la cocina francesa, formando parte del «bouquet garni», un manojo de hierbas aromáticas que se emplea en la elaboración de ragús, caldos y sopas. Incluye hojas de laurel, tomillo, perifollo, romero y, en ocasiones, estragón y hojas de puerro y apio. Distingue con un interesante matiz a las verduras en vinagre, las legumbres y los marinados. Combina a la perfección con los guisos en los que interviene el vino. Es perfecto para cocinar algunos mariscos y bivalvos como mejillones, almejas y berberechos preparados únicamente al vapor, con unos granos de pimienta, un trocito de limón y una hoja de laurel. Pero debe usarse con prudencia, pues su sabor es poderoso y si empleamos muchas hojas su potencia eclipsará a la de los demás ingredientes. Lo más conveniente es introducir las hojas de laurel al principio de las cocciones, pues su sabor se desprende lentamente y retirarlas antes de servir el plato. A la hora de cocinar coliflor, si añadimos al agua unas hojas de laurel reduciremos el olor desagradable que desprende al cocerse y le aportaremos un toque de sabor diferente.