Es la especia más importante del mundo por su popularidad y por el efecto que tuvo su comercio en la exploración de los continentes. Por eso acompaña a la sal en las mesas de los restaurantes.
Cuando los granos verdes de la planta empiezan a madurar, adquieren un color amarillo-rojizo. Entonces se recolectan a mano, se cuecen y se dejan secar bajo el sol ardiente. Su piel carnosa se arruga, el grano endurece y adquiere esos tonos entre grises, marrones y negros que todos conocemos.
Su sabor picante, fresco, profundo y leñoso potencia el sabor de cualquier receta, incluso con fruta o dulce, y es más intenso que el de la pimienta blanca o la verde.
Como su aroma es volátil, es recomendable guardarla entera para molerla en el momento de usarla.
Finamente molida es perfecta para sopas, tortillas, salsas, panadería, para dar vida a un zumo de tomate o para sazonar carnes antes cocinarlas. ¡No te pierdas cómo potencia el sabor del chocolate o las fresas!
Consejo para sacarle el máximo provecho a la pimienta negra:
Úsala entera para escabeches de caza o de pescado, verduras, mejillones al vapor o para decorar una salsa de carne. Dale un toque en el mortero a los granos para que se abran y liberen todas sus propiedades.
Los molinillos Carmencita con dos grados de molienda son perfectos para dar sabor a cualquier plato de una manera fácil y rápida.
Y no olvides que la pimienta facilita la absorción en nuestro organismo de valiosos nutrientes y facilita la digestión.
Déjate llevar por el aroma de la pimienta: te producirá cosquilleos en la nariz que te inspirarán.